MI NARRATIVA
Mi obra narrativa puede dividirse en dos
apartados: los libros autobiográficos y las novelas propiamente dichas, aunque
en éstas también aparecen en ocasiones elementos autobiográficos. Todo
novelista, aunque fabule en mayor o en menor medida, parte de sus propias
experiencias a la hora de acometer cualquier obra.
La Literatura ha dado razón a mi existencia. La narrativa me ha permitido rectificar el mundo a mi antojo. La alquimia de la palabra me ha transformado en un hombre más consciente y por ello más humilde.
La serie autobiográfica, en principio, la
concebí como una tetralogía. Cuatro son los elementos, cuatro las estaciones
del año y cuatro las edades del hombre, así que mi deseo era dedicar un libro a
cada una de esas etapas.
Al contrario que otros escritores que
narran su vida cuando han llegado a la vejez, yo la he ido contando
simultáneamente casi a los hechos vividos. El resultado, a mi juicio, ha sido
muy dispar. La primera entrega, titulada “El desvelo de Ícaro”, abarcaba mi
niñez y primera juventud, y está escrita con un estilo excesivamente barroco
para el lector contemporáneo. A veces he sentido tentaciones de retocarla, pero
ahora considero que debo ser solidario con el yo que la escribió en su momento.
En la segunda parte, nombrada “Atlántida interior” me muestro más seguro, más
despreocupado y casi un tanto cínico. Hablo de los años intensos que
precedieron a mi matrimonio y la concluyo
con
esa hermosa efeméride. El tomo tercero, “La primavera de los difuntos”, se
corresponde con mi madurez vital y muestra un tono desengañado, casi de otoño.
La cuarta entrega, que ya está finalizada y reposa en los cajones de mi
escritorio en espera de editor, se titula “Hiemal”, y puedo decir que guarda
una estructura más miscelánea y reflexiva que las anteriores.
De cualquier modo, en los cuatro libros se
alternan la literatura de viajes con las impresiones del mundillo literario, y
mi visión del tiempo que me ha tocado vivir con pasajes más íntimos, familiares
o filosóficos. Confrontar ahora al autor y protagonista de unas entregas con
los de las otras me hace ver cuánto se puede ir cambiando a lo largo de la
existencia, cómo unos valores sustituyen a otros y cómo principios y verdades
que considerábamos inquebrantables pueden derrumbarse con facilidad en poco
tiempo. Acabada la tetralogía, al presente redacto un diario que no pretendo
publicar en vida.
En cuanto a mis obras propiamente de
ficción, arranqué publicando una novela histórica ambientada en los inicios del
siglo XVII, que se desarrollaba en España y en Italia y que pretendía
compendiar todos los géneros narrativos del siglo de Oro (novela picaresca,
novela bizantina, novela morisca, relatos de exploradores en América, etc.). Se
tituló “Relox de peregrinos” y obtuvo el premio “Ciudad de Jaén”, en un momento
en que este premio todavía se fallaba con honestidad.
“Nieve al olvido” fue mi segunda novela,
una obra que se agotó apenas publicada y que hoy es inencontrable. Estructurada
en estampas de factura lírica, se trataba de la crónica de una familia
granadina a través del siglo XX.
Posteriormente di a la imprenta el libro
“Por los barrios de Granada”, que intentaba recoger en un amplio mosaico todas
mis impresiones al pasear por las diversas calles de mi ciudad: los recuerdos
propios y los hechos de personajes históricos de todas las épocas que habían
vivido en ella o la habían visitado, desde Góngora hasta Alonso Cano, desde
Lorca hasta el general Franco…
Mi siguiente novela fue “La casa del
Indiano”, una historia de pasión y de intriga situada en un imaginario pueblo
andaluz. Es uno de los libros de los que me siento más satisfecho pues
considero que logré recrear con bastante dignidad el ambiente de misterio en
torno a esa casa antigua y refleje bien el ambiente rural de nuestra comunidad.
También una intriga, unas muertes
que nadie sabe si calificar de suicidios o asesinatos, en el ámbito
claustrofóbico de la Academia de Artillería de Segovia, me servirá para evocar,
en la novela “El fantasma de la Academia”, todo el tiempo que permanecí allá
cumpliendo mi servicio militar.
En “El hombre que delató a Lorca”
reflexiono sobre cuál sea la posición que deba mantener el verdadero artista y
también sobre la envidia y la ruindad en una ciudad de provincias.
Mi siguiente título, “Sueño y
destino” es una novela simbólica, una metáfora del destino del hombre. Sitúo su
trama en el siglo XIX y su estructura es deudora de los libros de viajeros tan
frecuentes en aquel tiempo.
A continuación aparecieron mis libros
de relatos de miedo “Las mariposas negras”, y “Leffa y otros relatos”. Son
cuentos de diferente extensión unificados sólo por la presencia en todos ellos
de lo inquietante. Inédito poseo un tercer volumen también dedicado a lo
misterioso, cuyo título es “Museo interior y otros relatos”.
La
novela “Una vida del siglo XX” se trata de una parábola: la historia de un
hombre que metafóricamente corre paralela a la de España, y encierra un
análisis de los diferentes periodos de dicha centuria.
Muy en línea con “Relox de peregrinos” está
la novela “Iguazú” que refleja aventuras en la América española del siglo XVII.
En “El testigo de los tiempos”, obra en la
que he trabajado durante diecisiete años, imagino la historia de Ashaverus o
Juan de EsperaenDiós, el judío errante, el hombre que golpeó a Cristo el día de
su pasión y que está por ello condenado a vivir hasta que el mundo se acabe.
Esta obra me ha permitido novelar más de dos mil años de Historia y hacer un
fuerte alegato contra la globalización.
“Udaipur” es otra novela de aventuras que
esta vez se desarrollan entre Venecia y la exótica India de finales del siglo
XVIII.
Finalmente, en “Historietas de Bernardo
Ambroz”, creo dos personajes, dos viajantes de caracteres muy distintos, que
recorren la Andalucía profunda del arranque de los años sesenta.
En prensa está mi novela “Mundos cruzados”,
en la que analizo el continuo ir y venir de personas entre España e
Hispanoamérica siempre en busca de amparo o refugio contra la tiranía.
Tengo inéditas también unas “Nuevas
historietas de Bernardo Ambroz”, otro libro de relatos dedicado a esta época
adversa que nos ha tocado vivir y tres novelas: “Diálogos de encrucijada”,
texto alegórico sobre la peregrinación de la vida; “Las siete edades” acerca de
los falsos valores en el arte y en la España contemporánea, y “Los conciertos”,
fabulación sobre un crimen que tiene lugar en el siglo XXI y que puede ser
esclarecido gracias a un libro del siglo XVII.
-“El desvelo de Ícaro”, Ediciones Antonio Ubago, Granada,
1988.
-“Relox de peregrinos” (Premio “Ciudad de Jaén”),
Publicaciones de la Caja General de Ahorros de Granada, 1988./ 2ª Edición
(Definitiva) Excma. Diputación Provincial de Málaga, 1995.
-“Atlántida interior”, Ediciones Antonio Ubago, Granada,
1990.
-“Nieve al olvido”, Colección “Batarro Narrativa”, Ediciones
“Corona del Sur”, Málaga, 1993.
-“Por los barrios de Granada”, Editorial “Arguval”, Málaga,
1994.
-“La casa del indiano”, Ediciones “Port Royal”, Granada,
1996./ 2ª Edición 1998.
-“La primavera de los difuntos”, Colección “Túbal”,
Ediciones “Aljibe”, Archidona, 1998.
-“El fantasma de la Academia”, Ediciones “Port Royal”,
Granada, 1999.
-“El hombre que delató a Lorca” Ediciones “Port Royal”,
Granada, 2002.
-“Sueño y destino”, Colección “Crisálida”, Editorial
“Alhulia”, Salobreña, 2002.
-“Las mariposas negras”, Ediciones “Aljibe”, Archidona,
2003.
-“Una vida del siglo XX”, Colección “Narrativa Ideal”,
Ediciones “Dauro”, Granada, 2003.
-“Leffa y otros relatos”, Colección “Crisálida”, Editorial
“Alhulia”, Salobreña, 2006.
-“Iguazú”, Ediciones “Port Royal”, Granada, 2006.
-“El testigo de los tiempos”, Editorial “Quadrivium”, Girona, 2008. (Premio de la
Crítica Andaluza, 2009).
-“Udaipur”, Ediciones “Carena”, Barcelona, 2010.
-“Historietas de Bernardo Ambroz”, Ediciones “Por Royal”,
Granada, 2011.
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